… Nada dura para siempre
Las cosas tienen su final. Terminado el asunto pasas al siguiente nivel.
Pero que pasa con el final de ellas … las “cebolleras” despedidas. No sé ustedes, pero yo las detesto. Detesto las despedidas MASIVAS. He pasado por varias y siempre termino destruida. Algunas despedidas han sido mas épicas que otras pero al final todas siempre tienen el mismo efecto en mi.
La última etapa del colegio: 5to de secundaria. Te haces más amigo de tus amigos. Sabes que jamás volverás a vestir tu uniforme con diseño de mantel de chifa barato y que nunca más te sentaras en una carpeta con tu mejor amiga(o) al lado. El último día te sientes una desgracia. Lloras y ries a la vez, tratas de grabar en tu cabeza todo lo que te dicen, dices, las caras de tus profesores y la de tus amigos porque sabes que nunca mas será lo mismo. Peor si con los que compartiste salón son tus amigos desde 5to de primaria. Siempre existe ese sentimiento de que nunca encontraras amigos como ellos y vaya que es verdad. Amigos como los del cole JAMAS! (Yo aún recuerdo mi último dia de cole y las locuras que hice ese día).
La universidad es otra cosa. Entras a esa “cosa” que no es tu colegio. No ves al tio portero que te saludaba todas las mañanas y no llevas tu uniforme. Ahora estas rodeado de gente “grande”, gente que va de un lado a otro pensando en trabajos, exámenes y que probablemente te miren como un cachimbo más. Logras hacer un grupito de amigos sólo “para que te acompañen por ese ciclo” y al final terminan envueltos en una amistad de 5 años. Ahora la universidad es tu dominio. La odias por todo el “sufrimiento” que te trae con trabajos y proyectos pero sabes que la etapa universitaria es bacán. Ya no te haces palta por extrañar tu colegio. Te adaptas y sigues adelante.
Te vas a otro lado del mundo a tener una experiencia alucinante. Lejos de todo y de todos conoces a gente espectacular. Se convierten en tu familia y pasan 4 meses llenos de locuras, excesos, aventuras y tristezas. Te acostumbras a ellos, a almorzar con ellos, a ver televisión tirados en la cama comiendo Skittles y conversando de la vida con unas cervezas bien heladas. Hasta que la aventura termina y tienes que decirles adiós. Todos, absolutamente TODOS, te van a despedir. No alcanzas a despedirte de todos y te sientes tela. Lloras todo el camino al aeropuerto sabiendo que no quieres irte, pero que debes hacerlo. Quieres dejar de llorar porque todo el mundo te mira, pero no puedes. Lo único que tienes ganas de hacer es decirle al chofer que pare, bajarte y correr a abrazarlos…
Termina la universidad… y ahora que haces? El último dia de universidad te la pasas perdido. Sabes que volverás a pisar esos salones porque aún tienes que llevar cursos para tu titulación y esas cosas, pero también sabes que no será lo mismo, porque quizá tus amigos de esos largos 5 años ya no estarán a tu lado para hacerte reir, copiar en los exámenes o simplemente andar contigo vagando en la cafeta o haciendo chongo en el patio. Sabes que ya no verás a tus amigos vagonetas en las escaleras de la facu o que ya no podrán hacer la tarea via MSN o Skype. Simplemente YA NO SERÁ IGUAL.
Te vas a hacer practicas profesionales a un sitio X. Llegas asustado y perdido porque no conoces a nadie. Crees que te miraran raro y se burlaran de ti porque eres un “recién salidito” de la universidad y que te van a comer con todo y zapatos porque ellos tienen “mil” años de experiencia. Pasan los días y te das cuenta que nada de lo que pensaste era cierto. Te vas encariñando con ellos. Tienen mil anécdotas en ese poco tiempo, bromas secretas y apodos para la gente que los rodea. Cada mañana y cada tarde se hacen super divertidas como esa gente es LA VERDAD! (como decía la chilena) . Hasta que llega el momento de decirles adiós también. Te sientes telaza porque sabes de que a ellos puede ser que no los veas jamás pero te inventas una alegría increíble. Les dices que les vaya lindo, que sigan siendo personas geniales y que se cuiden mucho. Ellos te dicen que te quieren mucho y que te van a extrañar mucho y ponen cara de “voy a llorar pero no quiero” y tu sientes que ese órgano vital hace un “crack” alucinante.
Ven? Detesto las despedidas masivas. Simplemente no me gustan porque siempre, al final de todo y por mucho que me esfuerze en no hacerlo, termino llorando y sintiéndome muy triste. Cabe resaltar que cada etapa en mi vida cuenta con soundtracks, los cuales cada vez que suenan en alguna parte me transportan al tiempo aquel y hacen que se esboze una sonrisa en mi cara al recordar los buenos momentos. J.
PD: A mi Frankie, a la pequeña Eu, a mi Mamagallo favorito, a “Ely Lilly” y a toda esa gente genial que conocí estos meses. Sin ustedes chicos, mis días en el Marqués no hubieran sido tan divertidos. No se preocupen que aunque no se los dije porque no quería llorar , esta claramente entendido que ustedes son LA VERDAD y que los extrañaré tanto como ustedes dicen que me extrañaran jaja. Los quiero =D